Con la implantación progresiva de las tecnologías de la información y la comunicación y la generalización del uso de internet para la formación, diversión y juegos o incluso para hacer amigos, los ordenadores personales han ido ocupando las mesas de todos los hogares, llegando a haber incluso, un ordenador instalado en cada habitación, y todo eso llegó a ser una costumbre generalmente aceptada por todos. Y no digamos más cuando los otros dispositivos electrónicos fueron poco a poco ocupando nuestras vidas. Tabletas, teléfonos móviles, pantallas de vivos colores, ocuparon gran parte de nuestro espacio/tiempo de descanso, diversión, curiosidad, información. Y los ebooks… Todo esto nos ha llevado a lo que me gusta llamar, la crisis de las pantallas, de todo tipo, color y tamaño, allá donde vayas, te encontrarás con una pantalla, absorbiendo tu mirada y tu atención a lo que allí se mueve
A medida que todo lo anterior iba ocurrien- do, las páginas impresas empezaron a ser relegadas a un segundo lugar, periódicos, revistas, prensa, catálogo, libros. La compe- tencia de estos nuevos medios, ha sido irre- sistible. Internet y los servicios de informa- ción online, han terminado con ellos.
La primera gran crisis del papel impreso, ha llegado a la prensa escrita. Cayeron las cifras de negocio, los contratos de los periodistas se fueron esfumando y ellos engrosando las cifras del paro, y a su vez, inventando nuevas formas de subsistencia. La información contenida en los nuevos medios online, era más fácil de acceso, más rápida, más actualizada e igualmente veraz.
No podemos dejar a un lado lo ocurrido con los libros. La realidad es que a principios del siglo XXI, se leen muchos menos libros que a mediados del anterior. Cuántas librerías han tenido que cerrar, incapaces de aguantar el déficit de la venta de libros. Cuales han sido las causas que nos han llevado a esta situación, cuáles son los antecedentes?
De nuevo, la crisis de la lectura de libros viene acompasada con la masificación de aparatos tecnológicos en las casas. Es mucho más cómodo ver una serie o una película en la tele, que leer el libro del que partió su guionista, las noticias verlas en la tele que leerlas en el periódico, más rápido leer un resumen, que el contenido íntegro. Esto es la crisis de las pantallas. Todo el conocimiento hoy en día, se pretende alcanzar a través de las pantallas. Todo de prisa y corriendo, sin lugar a la reflexión.
Por otro lado, nos encontramos que los libros estorban en las casas, cada vez más pequeñas, sin espacio, y van amarilleando, con más o menos polvo, cada vez menos apetecibles para su lectura; se intentan vender, no pagan nada por ellos, regalar, nadie quiere libros usados y amarillentos, al final se llevan a las bibliotecas públicas, al menos allí, se les dará un buen uso…Incluso en el transporte público, donde tiempo atrás se leía un libro mientras llegábamos al destino, ahora ese tiempo está ocupado por otra pantalla, la del móvil y las redes sociales con las que te comunicas a través de él.
Que nos queda por repasar en nuestro somero análisis de la situación actual?